4 de enero de 2009

Rastrillo de Bilbao

Cosas viejas, usadas. El polvo amontonado en las fundas de unos libros colocados en una columna algo indefinida.
Vasijas, cuencos, teteras algo oxidadas, inarticulables apenas. Al lado de los candelabros se encuentra un florero de latón, con un grabado antiguo en el centro. Unas cuantas flores de plástico duro se encuentran sobre él, acompañando al niño Jesús de porcelana situado a su izquierda. La vista al frente, un par de mesas más, fotografías antiguas enmarcadas con cartones negros y forro arrugado, baratijas encontradas en algún container de basura.

2 comentarios:

Simon Malvaez dijo...

que suave
:)

cora dijo...

Me gusta lo bien que describes