4 de enero de 2009

Rastrillo de Bilbao

Cosas viejas, usadas. El polvo amontonado en las fundas de unos libros colocados en una columna algo indefinida.
Vasijas, cuencos, teteras algo oxidadas, inarticulables apenas. Al lado de los candelabros se encuentra un florero de latón, con un grabado antiguo en el centro. Unas cuantas flores de plástico duro se encuentran sobre él, acompañando al niño Jesús de porcelana situado a su izquierda. La vista al frente, un par de mesas más, fotografías antiguas enmarcadas con cartones negros y forro arrugado, baratijas encontradas en algún container de basura.

3 de enero de 2009


La Felicidad es tan relativa ... La encontramos en situaciones y lugares tan dispares entre ellos que da risa pensar que a veces basta con un simple abrazo y otras necesitamos miles y miles de cosas y aún así no nos basta, seguimos vacíos por dentro. Esto sucede cuando estamos acostumbrados, sí, cuando nos acostumbramos a que las cosas vayan bien, y siempre queremos más, entonces cuando una pequeña pieza falla en nuestra rutina nos quejamos, nos hundimos en la tristeza y nos volvemos sumisos ante la falta de algo innecesario, que alguien había puesto ahí hace años y ahora somos incapaces de vivir sin ello. Por eso yo te digo, prescinde, de las cosas materiales, de todo aquello que puedas evitar o simplemente valora lo realmente importante, porque lo que nos llena de vida el corazón son los sentimientos, y no la cartilla del banco a rebosar, ni las prendas de marca de última tendencia, ni todos esos caprichos que compramos año tras año y que acaban por amontonarse en un armario olvidado.