23 de enero de 2010

Hacía tanto tiempo que no me paraba realmente a escribir.
Y no sé porqué. Porque es algo que me encantaba hacer.
Al escribir podía permitirme evadirme de cualquier cosa, de este mundo. Canalizar mis ideas y expresarlas mediante palabras.
Podía fantasear, soñar. Ya también plasmar los malos momentos.

Pero siempre había prisas.
¿Y para qué?

Al fin y al cabo vamos dejando en el camino aquello que más nos gusta por intentar alcanzar otras cosas que ni si quiera sabremos si seremos capaces de logarar. Porque siempre van por delante, burlándose de nosotros mientras volvemos a tropezar con la misma piedra e intentamos levantarnos.




Echaba de menos esto.

5 de enero de 2010

5/10/2010

Llevo un rato frente a la hoja en blanco y no me sale una sola palabra para comenzar.
Y es que te diría tantas cosas, que no sé por dónde empezar.
Nunca voy a poder olvidar todas esas cosas que has hecho por mí, día a día. Cada vez que he necesitado un hombro donde llorar, tú has estado ahí; cada vez que he necesitado hablar con alguien, tú has estado ahí; cada vez que me sentía insegura e indefensa, tú me has proporcionado apoyo y cariño, y has hecho posibles cosas que sin tu ayuda no hubiera sido capaz de hacer. Y eso siempre te lo agradeceré.



Me encanta mirar a los ojos y poder acariciarte; sin dejar de mirarnos, solo tú y yo, en nuestra intimidad. Amarte sin palabras, y notar que tú también me amas, solo con mirarnos. Nada más existe y nada más importa. Y me encantaría poder disfrutar de esto que tenemos durante mucho tiempo, durante toda la vida. Porque puede que no pueda comprarte todo aquello que desees, pero tengo este corazón para regalarte, deseando que tú lo aceptes.

Laura A.