El caramelo chorreaba por los morros de Maripe mientras una mariquita se posaba en su regordeta nariz. Llevaba el vestido de lunares azules que su madre le había comprado por su sexto cumpleaños y las gafas de sol guardadas en su bolso marrón, que colgaba bajo su cintura.
Ese día había olvidado coger su pañuelo naranja con dibujos veraniegos que tanto le gustaba, así que corrió inmediatamente donde su paciente madre.
Ésta le limpió la boca mientras Maripe le contaba la grandiosa historia de su nueva amiga la mariquita que había volado y se había marchado sin decirla nada. Entonces para que Maripe no se pusiera triste, su madre le cogió de la mano y la acompañó hasta el césped del parque, donde encontraron más mariquitas, a lo que su madre le dijo:
- ¿Ves Maripe? Tu amiga la mariquita ha venido a jugar con sus otras amigas.
Entonces el rostro de Maripe dejó ver una enorme sonrisa y ambas se levantaron y echaron a andar camino a casa.
28 de julio de 2009
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7 comentarios:
...gracias a ti, muchas gracias :) me ha encantado tu historia de la mariquita... gracias
Qe lindo teeexto, un besito ^^
Alaaaaa que chulo jejeje.
Un beso
Si se te posa encima una mariquita, tienes suerte. Díselo bajito a Maripe.
miau
con orejas
de gato
Bellísimo, un texto donde las ilusiones coexisten con la realidad...algo lamentablmente perdido hoy en día.
gracias por insuflar el fuego de nuestros corazones.
Un beso enorme.
que ternura!!
ahi encontro muchas amigas mas
...muchas gracias por tu comentario en mi blog :) ya he vuelto de mi viaje a escocia (una tierra del color de la esperanza:) y estoy leyendo el correo que tenía atrasado, ahora que vuelvo a tener una buena conexión (al fin!)
un biquiño!!!! y muchas felicidades por tus textos,son todo ternura, y entrega, y complicidad... bueno, como la vida misma, pero una vida intensa y rica :)
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